Argentina 1 - 0 Irlanda


Se puede decir que Argentina (o Batista) aprobó el primer examen post-Maradona. Pero con un seis. No le sobró nada.
La victoria de ayer deja la sensación de que vamos a ver algo diferente. La duda es si dará resultados diferentes o si seguiremos esperando por títulos sudamericanos y semifinales mundialistas.
Ya la formación era un mensaje. Se veía la mano del Checho. Si bien en “Hablemos de Fútbol”, escuché a Batista decir que quería jugar con laterales, repitió con marcadores centrales por las bandas defensivas: Burdisso y Heinze.
Copó el medio con tres jugadores número 5, al mejor estilo Bianchi, aquél Bianchi de Serna, Traverso y Cagna. Una fórmula exitosa, por cierto.
Solo que Gago y Banega más adelantados.
Messi que volvía a la vieja posición del Barcelona: de extremo derecho y arrancando hacia el medio. Di María por izquierda e Higuaín arriba.
Apostó a tener la bola. Y con ese mediocampo era difícil que eso no sucediera. Leí que Messi dijo que era una formación parecida a la de su club. Parecida, pero con notables diferencias. Cuando jugás con un mediocampo sin carrileros, los laterales se vuelven más necesarios. Por eso Daniel Alves tiene tanta participación en los ataques blaugranas. Burdisso no es Alves, ni cerca.
Además, los volantes dirigidos por Guardiola siempre meten una diagonal y aparecen por sorpresa. Xavi, Iniesta, Keita, también suelen cambiar de posición durante la jugada, para generar sorpresa. Y eso fue lo que falto ayer. Gago y Banega cumplieron bien la labor de quite y tenencia. Pero no lastimaron. Jugaron muy estáticos y eso los hizo previsibles en ataque. Por eso Irlanda, sin muchas ideas, se defendió bien.
A Messi se le notan las ganas de hacer un gol para la selección. A los 8 minutos tenía para descargar y dejar solo a Di María, pero prefirió el remate al arco, una jugada similar a la del gol de Palermo contra Grecia, donde el 10 reventó las manos del arquero y el Loco capturó el rebote. Esta vez, su disparo se fue por arriba.
Si no tenés ideas, es más fácil defender que atacar. Por eso, si bien la labor defensiva no tuvo sobresaltos, para los irlandeses, atacar era todo un sacrificio. A los 13 minutos un tiro desviado de Keane recordaba que Romero seguía siendo titular, una apuesta de Maradona.
Tal vez luego de los 90, Argentina haya merecido un poco más. Pero no a los 19, cuando Higuaín baja un pelotazo de Romero y permite que Di María la meta por arriba del arquero, como contra Nigeria en la final de los JJOO de 2008, también dirigido por Batista. Los irlandeses reclamaban, creo, un fuera de juego del pase de Romero, ignorando que desde el lateral, desde el córner y desde el arco, no se cobra off-side. Aunque sí es posición adelantada, fina, el pase del Pipita. Y tal vez era eso lo que pedían.
Previsibles, pero al mismo tiempo buenas las diagonales de Messi hacia el centro para buscar el tiro o para el pase en profundidad para Di María e Higuaín. Funciono un par de veces.
Irlanda seguía sobreestimando a Sheridan, y no paraba de tirarle pelotazos para que el grandote le baje a una a Keane. Cosa que si alguna vez sucedió en el partido, no generó mayor peligro.
El segundo tiempo fue más aburrido. Entro Milito, quien no tiene la movilidad de Higuaín. Y ante la falta de incorporación de los volantes, más la ausencia de Messi (entró Lavezzi a los 12) el goleador del Inter vivió en una isla toda la segunda parte. Antes del exilio, a los 5 minutos, recibió un pase genial de Messi y se enredó como si fuera un defensor. Siempre me queda la sensación que Milito juega muy nervioso. Sabe que tiene pocas chances de ganarse un puesto. Y esos nervios terminan de confirmar el pronóstico: es muy difícil ser titular con Higuaín, Messi, Tévez y Di María.
Zabaleta entró por Burdisso y parecía que íbamos a tener más proyección. Pero fue solo una sensación, porque la profundidad por la derecha la dio Lavezzi, de forma esporádica y sin acierto.
Insúa entró por Heinze en un cambio que podría ser simbólico. Es evidente que el gringo no llega a Brasil. Y en éstos 4 años alguien se tiene que quedar con el puesto. Sobre todo teniendo en cuenta que Batista jugará con laterales natos. Al menos eso dijo.
Antes de irse, quien hiciera el primer gol de Argentina en el mundial, recibió la primera tarjeta amarilla. Y por protestar un córner. Tenía razón en el reclamo.
Jonás entró para darle descanso a Di María. Se puede decir que esa fue toda su función, dado lo que hizo en la cancha. No muy diferente a lo del mundial, de paso.
A los 30 Gago se animo a tirar al arco. Y acertó. En la decisión y en el destino.
Antes de que Keane, de chilena en el área chica, desperdiciara increíblemente la única posibilidad de gol, Samuel dejo la cancha (no sin antes darle un innecesario golpe con el cuerpo a un irlandés en el lateral) por Coloccini.

Creo que con laterales que aporten más de mitad hacia delante y que los volantes que jueguen delante de Mascherano además de la tenencia se animen a pisar el área rival, este sistema puede sacar buenas notas.

Por ahora, es un 6.